Hoy sale por
correo hacia España mi voto para las elecciones del 20-N. Nunca he estado tan
convecido como en esta ocasión de que ese voto va a ir a Izquierda Unida. Hoy
más que nunca, España necesita una alternativa de justicia, igualdad, evolución
democrática y política verde. Y esa necesidad es hoy más evidente si cabe
porque hay que responder a la dictadura de los mercados, ese puño que se ha
cerrado sobre la garganta de los españoles y les hace cada vez más difícil
respirar.
Vivimos unos
tiempos en los que el capitalismo, en crisis, se quiere convertir en el dogma.
Todo el sistema económico neoliberalista ha colapsado, pero, de todas formas,
se empeña en mostrarse como una alternativa digna de dirigir nuestras vidas. ¡Tenemos
que responder! Los trabajadores no tenemos la culpa de esa crisis, a pesar de
lo que intenter meter en nuestras cabezas. El sistema capitalista se ha
dinamitado a sí mismo, desde dentro, desde sus propias estructuras de “autoregulación
y dejar hacer”. Los españoles tenemos que dar una respuesta democrática, desde
las urnas, a esa obsesión que dice que somos nosotros, con nuestro querer vivir
sobre nuestras posibilidades, nuestro deseo de un estado de bienestar sólido,
nuestra lucha por los derechos sociales, los que hemos provocado la situación
actual.
¿Por qué voto a
Izquierda Unida? Podría desgranar aquí las ochenta y tantas páginas de su programa electoral, con las que estoy básicamente de acuerdo. Pero ese no es el
objetivo de este blog. Yo voy a votar Izquierda Unida no por desencanto, no
porque no encuentre mejores alternativas, no por venganza, no porque quiera
castigar a éste o al otro. No.
Yo voy a votar a
Izquierda Unida porque tienen un programa en positivo, un programa que quiere
ser alternativa al capitalismo reinante, porque sitúan la creación de empleo en
España en el centro de toda su política. Voy a votarlos porque quieren unos
servicios sociales de todos y para todos, a los que todos tengan acceso, sin condiciones.
Tienen mi confianza porque quiere racionalizar el gasto público y reformar el modelo
productivo en España, hacia un mejor reparto de la riqueza y una estructura
social más justa.
Yo voy a votar a
Izquierda Unida porque en su programa abogan por un desarrollo de la democracia
en España, por acabar con la corrupción y el amiguismo, por hacer todo los
posible por recuperar la memoria de los que lucharon por la libertad y fueron
asesinados y represaliados.
Yo voy a votar a
Izquierda Unida porque quieren buscar alternativas verdes para una España que
viven en un mundo que tiene un problema global, al que todos (especialmente los
países más desarrollados) tienen que dar soluciones.
Yo voy a votar a
Izquierda Unida porque quieren una escuela en la que todos tengan acceso al
aprendizaje y en la que todos se sientan responsables, en la que el alumnado
participe y el profesorado sea reconocido.
Yo voy a votar a
Izquierda Unida porque, para ellos, la sanidad es un servicio público para
todos y no una mercancía, porque quieren unos servicios sociales que luchen
contra la pobreza estructural y la situación de los que han sido excluidos,
porque ven la vivienda como un derecho y no como un objeto de especulación,
porque quieren luchar contra las estructuras sociales que favorecen la
injusticia, la segregación, la discriminación.
Yo voy a votar a
Izquierda Unida porque quieren una España que luche por un mundo mejor desde la
justicia y la paz, y no desde un mal entendido prestigio internacional.
Hoy sale por
correo hacia España mi voto. No es un papel; es la esperanza de un futuro mejor
para mi gente. Y ese sobre lleva la papeleta de Izquierda Unida porque pienso
que, hoy más que nunca, España necesita una política roja y verde, para hacer frente
a lo que otros nos han echado encima.
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