tirsdag 1. november 2011

"Verás que todo es mentira..."





"Verás que todo es mentira...". Seguramente te suene la línea. Sí, es el primer verso del estribillo de "Yira, yira", el tangazo que popularizara Carlos Gardel. Unos versos más abajo escuchamos:


Aunque te quiebre la vida
aunque te muerda un dolor
no esperes nunca una ayuda,
ni una mano, ni un favor.


No cabe duda de que queda poco espacio para el optimismo, o para el apoyo de la humanidad o la solidaridad. Este tango se escribió en 1931. Pero si miramos la situación económica que Argentina experimentó a principios de nuestro siglo, suena como si estos verso estuvieran encargados para describirla.

Hace unos días, llegó a mis manos un informe que se llama "The Argentine success story and its implications".
Allí se describe una situación para la que no es difícil encontrar paralelos en nuestros días. En los últimos años de la década de los 90, Argentina entró en una profunda crisis económica. La situación se puede comparar con la que hoy vive Grecia, y la que puede estar en camino en España o Italia. El Fondo Monetario Internacional intentaba dirigir la política económica del gobierno argentino con mano de hierro, y les obligaba a mantener una posición que lo único que hacía era empeorar la situación de la población.

Pero en 2002, el gobierno se dio cuenta de que "todo es mentira", de que no podían esperar "ni una ayuda, ni una mano, ni un favor": se soltaron de la garra del FMI, abandonaron la paridad de su moneda con el dólar, hicieron lo posible para aislar su economía del entorno y trabajaron como si estuvieran solos en el mundo. ¿El resultado? Unos meses más tarde, la economía argentina comenzó a crecer de forma constante. Para este año se calcula un crecimiento del PIB de alrededor del 8 %. Nada desdeñable en los tiempos que corren... 

Cuando se mira la situación de Europa, habría que preguntarse hasta que punto no habría que tomar una solución a la argentina. Da la impresión de que la ayuda que viene de Alemania y Francia, quizás bienintencionada, lo único que hace es empeorar la situación para los que ya lo tenían mal desde antes. Grecia se hunde cada vez más y se lleva consigo a España e Italia. Nadie se atreve a aventurar qué podría pasar con la Unión Europea si estas dos economías caen.

Argentina nos mostró hace 10 años que hay un camino para salir del túnel. Pero hay que asumir riesgos y probar soluciones alternativas. ¿Podría la UE probar hoy esas soluciones? Personalmente, lo dudo. Parece que lo que Alemania y Francia están intentado hoy es salvar un sistema. Se pone en juego mucho prestigio político. Y da la impresión de que el precio que hay que pagar para salvar ese sistema es el estado de bienestar.

El ejemplo de Argentina no es único. Hace unos años, Islandia también transitó caminos alternativos. Y les fue bien. A lo mejor la Unión Europea debería volverse hacia esos países para buscar alternativas. Pero, con toda seguridad, somos demasiado testarudos para hacerlo.


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